13.8.07

Negocio de hongos

Negocio que crece como hongoUn paseo por el bosque se tradujo en una firma rentable
Autor: BA
Extraido de la Revista Expansión

Un médico y una bióloga recorren un soto en Michoacán. Ella le muestra una variedad de hongos que –se dice– curan el cáncer. En un principio el galeno no cree, pero la curiosidad lo lleva a investigar y descubrir que verdaderamente la planta cuenta con sorprendentes propiedades curativas.
A cinco años de ese episodio, el doctor Jaime Humberto Rodríguez Merlos preside Mega Salud, laboratorio que ha logrado cultivar el vegetal y desarrollar un medicamento basado en él (Reyhsen).
Una vez determinados los beneficios de la planta, básicamente para tratar enfermedades autoinmunes, diabetes y psoriasis, comenzó la producción del fármaco.
La firma invirtió $12 millones de pesos para montar un invernadero y un laboratorio. Hoy produce 15,000 frascos del remedio al mes, cuyo costo unitario es de $540 pesos.
Con pacientes en Estados Unidos y el premiso de la FDA, en breve comenzarán a exportar este producto no tradicional al país vecino.

Biologa enseña economía

Sra. Economía
Extraido de la revista Expansión
autor: Adolfo Ortega
Silvia Singer tiene la difícil tarea de explicarle a los mexicanos qué pasa en sus bolsillos.En el verano de 1964, un grupo de alumnos de la escuela Manuel Bartolomé Cossío visitó los talleres de restauración del Museo de Historia Natural, en la Ciudad de México. El recinto aún no había sido inaugurado, pero el paseo fue posible porque los curadores eran padres de algunos de los pequeños. Una niña de 10 años llamada Silvia Singer era parte de los visitantes. Antes, ella había visitado muchos museos, pero esa ocasión fue especial: por primera vez ponía sus ojos sobre un microscopio. Cuatro décadas después reconoce el significado de ese momento. “Ahí supe que quería ser bióloga y dedicarme a los museos”.
Historias como la anterior podrían multiplicarse si los museos tuvieran menos vitrinas y se transformaran en talleres donde los visitantes puedan interactuar con los objetos que ahí se muestran. Eso intenta provocar el Museo Interactivo de Economía (MIDE), que dirige Singer y en donde el mantra es ‘provocar experiencias’.
Lo novedoso del tema de este museo trasciende las fronteras. En el mundo sólo hay un antecedente de recintos sobre economía. Se trata del Deutsche Bundesbank o banco central alemán, que tiene un museo que trata sobre la actividad de los bancos centrales.
Pero el MIDE es distinto. Este museo es interactivo, trata de conceptos básicos de economía y es para cualquier persona. Por eso no es raro que sea una bióloga la que lo encabece, en lugar de un economista. Singer ya tiene experiencia en otros museos, como el Papalote, Universum y el Museo de la Luz, donde ha traducido al lenguaje coloquial conceptos científicos, montado salas dedicadas a temas tan diversos como la física cuántica o el genoma humano. Singer misma se considera una “comunicadora de la ciencia”.
En voz de una museóloga, la descripción anterior contiene algo más que retórica. Singer preside la oficina mexicana del Consejo Internacional de Museos (ICOM), un organismo no gubernamental compuesto por museos y profesionales que trabajan en ellos, que tiene 21,000 asociados en 140 países. En la actualidad, este organismo analiza si se debería cambiar la definición de museo para que estos recintos no se consideren solamente como un lugar donde se resguarda la cultura, sino también donde se comunica.
En todo caso, para los visitantes que actualmente recibe, el MIDE debe dividir su objetivo en recordar y enseñar. Entre las décadas de los 70 y 90, muchos mexicanos aprendieron en el supermercado el doloroso significado de conceptos básicos de economía como devaluación e inflación. Pero hay al menos otros 12 millones que nacieron después de diciembre de 1994, cuando estalló la última crisis económica, y que no guardan recuerdos del caótico momento cuando una economía se resquebraja.
A cualquier persona le gustaría decir que en México, la devaluación ya es cosa de museos. En este caso, así es, aunque suena difícil de creer. Durante la inauguración del MIDE, el pasado 12 de julio, el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, explicó que el objetivo de este museo es explicar en forma amena qué es la economía y cómo ésta afecta las decisiones cotidianas familiares. “En este país, desafortunadamente, no se enseña economía a nivel de estudios primarios, ni siquiera en secundaria”.

Cocomex una aventura cocodriliana

Los biologos tiene mucho camino por delante solo vean este artículo
Un cocodrilo es más que un voráz animal emergido de un pantano, que devora a su presa con sus impresionantes mandíbulas. Su crianza puede representar un jugoso negocio y, a la vez, una alternativa para garantizar la conservación de una especie en peligro de extinción
Autor: Guadalupe Rico Tavera
Presente en el planeta desde hace 200 millones de años, el cocodrilo ha podido sobrevivir a toda clase de infortunios; a todos, menos a la acción del hombre quien, además de destruir su hábitat natural, lo ha capturado y cazado en forma irracional para comercializar sus productos. Como consecuencia, su población se ha reducido a niveles alarmantes, a tal punto que, de las 21 especies de cocodrilianos que existen en el mundo, 18 están en peligro de extinción.
Las tres especies de cocodrilos nativas de México (el crocodylus acutus, el crocody lusmoreletii y el crocodylus fuscus) no han corrido con mejor suerte. De ahí que en 1970 el gobierno federal declaró su veda permanente y puso en marcha programas para su conservación y reproducción. A mediados de la siguiente década, empezó a estimular el establecimiento de criaderos con fines comerciales para el aprovechamiento sustentable de este recurso animal. A partir de entonces, ha surgido una docena de tan singulares criaderos, de los que Cocodrilos Mexicanos (Cocomex) fue el pionero.
Ubicado a 20 kilómetros al suroeste de Culiacán, Sinaloa, Cocomex nació en 1989 como una aventura de José Carlos Rodarte, un arquitecto dedicado a la construcción de vivienda de interés social al que, tras conocer una granja de cocodrilos en Oriente, le surgió la idea de desarrollar un proyecto de este tipo en México. Asesorado por el ahora extinto Banco Somex, institución que ya había ejecutado en el corredor Cancún-Tulum un desarrollo de cocodrilos con sentido turístico, se armó de un proyecto de inversión a sabiendas que no vería los primeros flujos sino hasta los siete años.