27.1.09

Doctorado en ciencias a los 88 años

“Hoy cierro un capítulo más; no hay edad para estudiar”, expresa Concepción Torres Villarreal

Laura Poy Solano (LA JORNADA)

Concepción Torres Villarreal durante su examen profesional para obtener el doctorado en ciencias biológicas. La académica recomienda a las mujeres: “luchen por alcanzar lo que desean; no hay ningún obstáculo que encuentren en la vida que no puedan destruir”

En 1949, Concepción Torres Villarreal obtuvo la licenciatura en biología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y ayer cumplió uno de sus más caros sueños: graduarse de doctora en ciencias biológicas, a los 88 años. Feliz, aunque un poco agotada por el esfuerzo, una vez concluido el examen profesional, ratificó su compromiso: “seguiré siempre interesada en la biología, y en especial en la genética”.

Durante el medio siglo que cumplió en la actividad docente todo mundo la ha llamado Conchita. Ayer colegas y familiares se dirigían a ella como doctora. Para lograr ese grado se preparó con los créditos correspondientes y defendió la tesis La enseñanza de la biología en el nivel medio superior (bachillerato) ante un jurado compuesto por reputados académicos: los doctores Juan Luis Cifuentes, ex director de la Facultad de Ciencias, Irama Núñez y su asesora Ana Barahona Echeverría.

Con una figura frágil que es sólo apariencia, elegante, se le vio muy concentrada en que su objetivo al acudir a la Ciudad Universitaria no era otro que obtener el grado de doctora en ciencias. Estuvo más de dos horas frente a los sinodales, y argumentó no sólo con referentes teóricos, utilizados para elaborar su tesis, sino además con todo lo que le dejaron 50 años de práctica docente en la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) y en el Colegio de Bachilleres.

Por eso, cuando se corrió la voz de que se daba a sí misma el gusto de alcanzar una nueva meta, de pronto se vio rodeada de periodistas y fotógrafos. Y aceptó responder, un tanto sorprendida porque a otros les resultara relevante algo que para ella era sólo parte de un proceso de aprendizaje ininterrumpido durante seis décadas.

“Gracias a la universidad he cumplido muchos sueños en mi vida, y hoy cierro un capítulo más, porque no hay edad para estudiar”, declaró con voz bajita, mientras sus cercanos aguardaban para festejarla.

Cuando terminaba con una de las muchas entrevistas que le hicieron, no podía evitar el sarcasmo: “por favor, ¡ni un periodista más!”, le decía a una muy orgullosa integrante de su prole, compuesta por cuatro hijos, 14 nietos y 11 bisnietos.

Maestra jubilada en 1976 de la ENP, y de Bachilleres en 1995, la doctora Torres dijo sentirse “muy satisfecha” de todas las metas alcanzadas. Contó que hace un año decidió retomar sus estudios de doctorado, en los que “ya había avanzado en la elaboración de mi tesis; y aquí estoy, concluyendo una nueva etapa”.

Con la medida muy clara sobre el significado de su logro, enviaba también un mensaje a otras mujeres: “luchen por alcanzar lo que desean, y así lo pueden alcanzar; no hay ningún obstáculo que encuentren en la vida que no puedan destruir”.

Evocó su paso como estudiante de licenciatura en la Facultad de Ciencias, a mediados de los años 40 en el siglo pasado. Era, ciertamente, una escuela con pocos estudiantes.

“Éramos poco más de 30, pero yo no era la única mujer. De hecho, la biología era una de las ciencias donde más alumnas se graduaban”. Ya titulada, Conchita participó en la campaña contra la oncocercosis, en 1949, año en que también ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) como ayudante de laboratorio.